(cansados de la nada)
Ya casi no quedan cosas certeras.
Ni afiches encuadernados
ni registros ordenados de vidas en estructura y horarios predispuestos
Sino una suma de papeles invertidos sin preocupación
Y una taza vieja de café dulce, ya frío.
El maquillaje tatuado se desgasta con las lagrimas que cansadas parecieran endurecerse en la cara tibia que aun mira fijo a la ventana.
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